Un cambio de mentalidad y un mejor lugar para vivir
Oct 21, 2021
Josefina López (41) nos recibe en su casa con mucha alegría y con ganas de contar todo lo que han logrado en tan poco tiempo con el grupo de mujeres en su barrio de Caraguatay, una ciudad ubicada a 101 kilómetros de Asunción. Todas ellas lograron ampliar sus negocios, mejoraron sus finanzas, viven en un ambiente más limpio y seguro, pero sobre todo, cambiaron su mentalidad. ¿Cómo lo hicieron?
“¿Vieron cómo nuestro barrio está súper limpio? Como nunca está implecable”, responde con entusiasmo Josefina al comentarle cómo notamos la diferencia entre su cuadra y las anteriores manzanas. La limpieza que caracteriza a su zona es solamente uno de los tantos cambios que llegó junto con la implementación del Semáforo de Eliminación de Pobreza.
Ella es una de las embajadoras del Semáforo quienes, en diferentes rincones del país, organizan a sus comunidades para identificar los desafíos individuales y colectivos relacionados a la calidad de vida, para luego buscar soluciones para cada uno de ellos. En el caso de Josefina, nos cuenta que, junto con sus vecinos participó hace unos meses atrás de un encuentro sobre el Semáforo de Eliminación de Pobreza. Les gustó la idea y la nominaron a ella para liderar el proceso, y fue así como se convirtió en embajadora.
Los puntos rojos
Josefina y otras veintidós mujeres, que representan a veintidós familias, tomaron la encuesta del Semáforo e identificaron los aspectos en los que se encontraban “en rojo”, es decir, que debían mejorar de forma urgente.
Los “rojos” más preocupantes que se repetían en casi todas las encuestas fueron: disposición de la basura y limpieza de las calles, elaboración de un presupuesto familiar y diversificación de ingresos y, por último, contar con un seguro, especialmente seguro médico.
Con estos resultados en mano, el siguiente paso a dar era organizarse para encarar las soluciones. Con las mujeres que se sumaron, formaron un comité que inició varias actividades que respondían a los problemas identificados.
Para solucionar el problema de la basura y limpieza de las calles, decidieron movilizar a sus familias y otros vecinos al menos una vez por semana para asear y recuperar los espacios públicos. Esta organización fue fundamental para que puedan acercarse a la municipalidad local y exigir la instalación de iluminación en las calles recuperadas.
“Antes no teníamos alumbrado público, entonces llegaba la noche y teníamos que estar con nuestros teléfonos para alumbrar. Entonces le propuse al grupo: ¿Por qué no le pedimos a las autoridades? Buscamos luego con mi marido cómo hacer y ahora ya tenemos alumbrado público en frente a la plaza y en varias cuadras. Necesariamente tuvimos que involucrar a la municipalidad para esto. Pero si nosotros no vemos qué cosas mejorar, tampoco podemos pedir. Lo que dio fuerza a nuestro pedido fue que nos hayamos organizado en grupo”, comenta Josefina.
Con respecto a los otros problemas “en rojo”, contaron con el apoyo de la Fundación Paraguaya, que hace un seguimiento de los resultados del Semáforo. Por un lado, recibieron capacitaciones sobre presupuesto y finanzas, y, por otro lado, como comité, accedieron a un crédito para ampliar sus emprendimientos.
En el caso personal de Josefina, tiene planeado invertir este dinero en la ampliación de su despensa. Además, como grupo, lograron montar una feria de comidas de forma semanal. Con esto, las mujeres que forman parte del comité tienen ingresos extras y además encuentran un espacio donde crecer en diversos aspectos.
Josefina cuenta que la mayoría de las mujeres que forman parte del grupo son amas de casa, otras se dedican a la venta de frutas y verduras o comida. Todas tienen ahora el objetivo de ampliar sus negocios y mejorar los ingresos a nivel familiar. De hecho, casi todas ya salieron del color rojo en cuanto a presupuesto, cuenta.
Más proyectos a futuro
De todas las actividades que encararon a partir de sus resultados del Semáforo, la que más entusiasma es la limpieza y mejora de la comunidad. Josefina cuenta que tienen pensado hacer jornadas de siembra de plantines y de limpieza.
Desde otros barrios observan con curiosidad lo que ocurre en estas cuadras y siempre le preguntan: ¿Cuándo van a venir a nuestro barrio? Josefina ríe ante esta pregunta e invita a que también se involucren y se organicen. “Esto que estamos haciendo, por ejemplo, ya se está copiando, porque la gente ve y no se quiere quedar atrás. Entonces ya sale con su escoba a limpiar también”, comenta.
Para ella, todo tiene que ver con el cambio de mentalidad: ver que cada uno es responsable en cierta medida y que puede aportar desde donde le toca. A la vez, esto lo ven los niños y crecen sabiendo que son capaces de influir en su presente. Es lo que observa ella con sus propios hijos: “Mi hijo más pequeño, por ejemplo, si comía banana, tiraba la cáscara cualquier lado. Yo siempre le llamaba la atención, pero no me hacía caso. Después de que entramos en el Semáforo, él ya busca el basurero, porque ve que es importante utilizar el basurero y mantener limpio su entorno”, cuenta.
Ahora, Josefina y sus vecinas están participando de un concurso de barrios limpios a nivel país. Están muy convencidas que pueden ganar, porque la diferencia del antes y después es impresionante. Todo indica que seguirán trabajando por su comunidad y por sus familias, y que, al mismo tiempo, serán ejemplo para otros barrios vecinos de Caraguatay.